Evangelio
REVELACIÓN Y MISIÓN: JESÚS LAVA LOS PIES DE SUS DISCÍPULOS
¿Qué responsabilidad te consigna la recepción de la Eucaristía?¿Qué clase de Dios revelamos a otros? Esta es una pregunta sencilla con una respuesta difícil. Por supuesto, los cristianos insistimos que Dios es amor. Dios amó tanto que nos dio a su Hijo para la salvación del mundo; pero, para muchas personas, eso es sólo una retórica desgastada. Si Dios es amor, se preguntan estas personas, ¿por qué los cristianos no somos amorosos, o no amamos del todo?
En un acto sencillo de humilde servicio, Jesús reveló qué tipo de Dios nosotros adoramos, y nos dio un mandamiento para actuar de la misma manera.
"El Lavado de Pies " del evangelio de San Juan, puede ser dividido en tres secciones: el lavado y la visión de Jesús, la objeción de Pedro, y el mandamiento de Jesús para hacer lo mismo. Las tres secciones resaltan lo que significaba la Eucaristía para la comunidad Juanica: el Servicio.
"los amó … hasta el extremo" puede también ser traducido "los amó - completamente". Jesús amó a sus seguidores hasta el fin de su vida, o bien, él amaba tanto como una persona puede amar a otra (es decir, completamente). O bien, ambos.
13:4 " se levantó de la mesa y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó" los dos verbos en esta cláusula se refieren a la muerte ("se quitó" su manto) y ("se levantó" de la cena) la resurrección de Jesús. Ambos señalaban el tercer verbo de la oración que pintaba una imagen de servicio. Jesús murió y resucitó para servir a todo el mundo.
Juan abrió la escena de la Ultima Cena con un momento de claridad para Jesús. Jesús se dio cuenta de su lugar, su poder y su vocación. Él venía de Dios y volvería a Dios. Tenía toda la potestad que su Padre le dio, y pronto abandonaría el mundo en su muerte y resurrección.
Jesús también se daba cuenta de por qué vino: el amor por sus discípulos. A pesar de la advertencia de Judas en 13:2, estos versos condujeron al acto de amor que él podría mostrar a sus seguidores: el lavado de los pies. La nota de 13:4 antes mencionada aclaraba la conexión entre la hora de Jesús y ese acto de amor, porque Jesús vino de Dios, porque él tenía el poder para dar su vida y para asumirla una vez más, porque él era Todopoderoso como su Padre, podía atarse una toalla alrededor de su cintura y lavar los pies de sus seguidores. Porque él era Dios, él podía humillarse a sí mismo. Todo por amor.
Pedro había confundido el servicio de Jesús con la hospitalidad de un huésped judío. En los tiempos de Jesús, las casas de los judíos tenían jarras llenas de agua para la limpieza ritual. Cuando los judíos entraban en un hogar, utilizaban el agua para lavar sus manos y la cabeza como un medio para purificarse a sí mismos –hacerse ritualmente "limpios"; ver Juan 2:6. Cuando Pedro se opuso al lavado de los pies por parte de Jesús, cuestionó el papel humilde (incluso humillante) de Jesús como sirviente. De hecho, algunos eruditos bíblicos se preguntan si un sirviente judío se inclinaría ante un amo –un funcionario, para lavarle los pies. Jesús se encontraba con un rechazo por asociación, algo que Pedro claramente deseaba. Puesto que el ritual de pureza precedía al sentarse en la mesa de la comunión –uno tenía que limpiarse (lavarse) a sí mismo antes de que pudiera comer con sus amigos en una fiesta, Pedro insistía en que Jesús lavara su cabeza y sus manos como un signo del ritual de "limpieza"; sin embargo, Pedro perdió el punto. Él estaba ritualmente "limpio", ya que él (presumiblemente) se había hecho la limpieza (el lavado).
Jesús había añadido un nuevo nivel de asociación, ya no se necesitaba la purificación ritual, no, ser un discípulo significaba algo más profundo. Un cristiano voluntariamente recibe y da servicio. Un cristiano "lava los pies de los demás," incluso a aquellos que le traicionarían. Después de todo, Jesús lavó los pies de Judas
En Mateo, Marcos, Lucas y 1 de Corintios, Jesús invocaba el mandamiento durante las Palabras de la Institución. En el contexto de la Eucaristía, la recepción del Cuerpo y la Sangre marcaba al cristiano, para que el cristiano tuviese parte en la pendiente muerte y la resurrección del Señor, y un compartir con el resucitado en la vida eterna.
En el Evangelio de Juan, Jesús dijo a sus seguidores servir a los demás, incluso si eso significaba ser un esclavo. Esto define el Cristo y su seguidor.
Recibir la vida resucitada y el servicio comunal realmente se complementan mutuamente. Uno es un momento de la revelación, el otro es un momento de la misión. Como se puede leer en los Evangelios, la revelación implicaba la misión. Por ejemplo, cuando Jesús se reveló a sí mismo a la Samaritana en el pozo, la mujer respondió mediante la difusión de la buena nueva; vea Juan 4:25-26, 28-29. Cuando los dos mandamientos convergen en la última cena, las preguntas se hacen claras. ¿Qué encontraron los discípulos en la última cena? ¿Qué iban a hacer con lo que habían encontrado? Ellos encontraron al Señor y su vida resucitada; también hicieron un compromiso para servirse los unos a los otros como el Señor les había servido.
¿De qué manera la Eucaristía te da fortalezas para servir a otros?
Jesús nos dio una revelación en un ejemplo de servicio. Cuando él lavó los pies de sus discípulos, les mostró a su Padre, el Dios de amor. Cuando les dio su mandamiento para " que como yo lo he hecho, ustedes también", nos dio una responsabilidad para revelar el Dios de amor a través de nuestro amor.
El lavado de pies era una preparación para comer con Jesús. Los discípulos de Juan ya estaban limpios en un baño – imágenes del bautismo. Jesús hizo a los discípulos limpios por su palabra. Jesús estaba ofreciendo algo más allá de la limpieza del baño. Estaba ofreciendo una limpieza continua y continuada del polvo y la suciedad del viaje cotidiano de la vida. Esto iba a ser la preparación para la comida: los discípulos debían lavar los pies de los demás. Talbert sostiene que el punto de la historia es que, a través de la muerte de Jesús, los pecados diarios de los discípulos – que ya habían sido lavados, limpios, antes del "principio del pecado" fueron perdonados.
Ahora sabemos cuánto amó Jesús a sus discípulos. A través de la imagen de lavar los pies, Jesús tomó su lugar entre los esclavos del mundo, se humilló, y voluntariamente dio su vida.
¿Cómo planeas "lavar los pies" de los demás este fin de semana? ¿Cómo te ayudará este acto de amor a prepararte para la Pascua?