Evangelio
Octavo Domingo del Tiempo Ordinario -A
Mateo 6:24-34
Poner la confianza en Dios y no en el dinero: No te preocupes, se feliz.
Este mensaje casi parece una máxima; pero hay un problema con el mensaje, la felicidad no es un vacío de ansiedad, la felicidad no es una decisión contra la preocupación. De hecho, esa definición de felicidad es inmadura en el mejor de los casos, y vacío en el peor de los casos. La felicidad no se encuentra en una vida despreocupada; pero autocentrada. La verdadera felicidad sólo puede encontrarse en relación con otra persona. De hecho, alguien puede estar muy felizmente casado, por ejemplo y todavía enfrentarse a las preocupaciones diarias. La felicidad se encuentra en el compartir las alegrías y preocupaciones de la vida con alguien en quien amamos, confiamos y compartimos la esperanza. Luego, la felicidad, es una vida dirigida al otro. La felicidad definitiva es una vida centrada en Dios. Por lo tanto, es la dirección de la vida la que nos permite eliminar la ansiedad y buscar nuestro objetivo: el Reino.
El Evangelio primero explica un problema atemporal: la prioridad del dinero en la vida. A continuación, se mueve en el tema de preocupaciones.
6:24 Este comienzo nos indica el propósito de esas advertencias: Jesús quiere que nos mantengamos libres para servir mejor a Dios. “sirve” es literalmente “ser esclavo de.” En el mundo Romano, el amo mantenía absoluto control sobre sus esclavos, aún la vida misma del esclavo. Por esta razón, el enfoque del esclavo estaba en el amo y solamente en el amo.
Los oyentes de Jesús a menudo no tenían más que lo necesario para vivir, pero quiso liberarlos del miedo de no tener medios para enfrentar las urgencias. Los lectores modernos del evangelio tienen muchos más recursos y seguridades que en el pasado, y son más numerosas las ocasiones para lanzarse a la carrera del dinero, pero no se dan cuenta de que con eso están destruyendo todo aquello que habría permitido el crecimiento de la persona y la familia. Esta es una forma mezquina y ruin de usar el presente, que en realidad es un regalo de Dios.
6:33. “busquen primero su reino y su justicia…” Jesús no condena la búsqueda de seguridades, ya que esto es algo normal entre los que no han recibido la revelación: los paganos o “las naciones”. La experiencia de abandonarse en manos de la Providencia será el signo distintivo de aquellos a los que el Padre se ha revelado.
La primera prioridad del discípulo es el Reino y la preparación para su llegada. En el contexto de la Palestina del primer siglo, “buscar el Reino” significaba una realización activa y “buscar su justicia” quería decir adherencia activa. En otras palabras, buscar el Reino era una opción interna de fe, buscar su justicia era actuar fuera de las demandas que esa escogencia implicaba. La justicia de Dios es adherirse y obedecer Su Voluntad. 6:34 “A cada día le bastan sus problemas.” Los problemas del día son suficientes para preocuparse. La preocupación número uno tiene que ser el Reino.
¿Qué significa ser un discípulo? Podemos preguntar en un contexto general, pero ¿qué significa el discipulado para mí en mi lucha día a día? Este es la pequeña imagen de la fe. Jesús contestó afirmando la prioridad del Reino, incluso en el momento presente. Después de todo, no podemos servir a Dios y al mismo tiempo preocuparnos de nuestras finanzas. Es muy estresante. Hay que renunciar a algo.
Jesús comparó la prioridad de la fe con la mundana preocupación acerca de la estabilidad financiera en una serie de preguntas retóricas y algunas analogías de la naturaleza. La preocupación por sí misma no nos da alimentos o bebidas o ropa; no puede añadir años a nuestra vida. De hecho, la preocupación excesiva puede distorsionar nuestras prioridades en la vida, soplando la "necesidades" de la vida muy lejos en proporción. La preocupación incluso puede conducir al pecado, si llega a ponernos fuera de control. Así que, ¿qué nos puede restaurar algún equilibrio en nuestra vida espiritual? Jesús nos da una respuesta simple: dejar todas las preocupaciones a Dios. Mantén tu mirada puesta en el Reino y deja que Dios cuide de tus alimentos, ropa y los años de tu vida.
Una fe tan simple, sin embargo, requiere disciplina. Requiere hacer de la oración una prioridad, incluso sobre las cuestiones cotidianas como un presupuesto y un flujo de efectivo. Observa, Jesús no está minimizando las preocupaciones; está diciendo que el enfoque en Dios es más importante. Así, la oración encubre preocupaciones diarias. Busquemos el Reino y lo que significa caminar por la ruta hasta el Reino. Eso requiere una oración activa, una vida vibrante, una vida de oración que diga: "Está bien, Dios mío, confío en ti." Tal vida de oración es un ideal; pero es un objetivo que puede poner nuestras preocupaciones en contexto.
Tómate un momento y relájate. Pero ese momento que sea para centrarte en Dios. Utiliza este momento para renovar tu confianza en él.
"No te preocupes, se feliz". Ese mensaje debe sustituirse por "ora y se feliz." Nunca estaremos completamente libres de preocupaciones, pero podemos utilizar la oración para colocar nuestras ansiedades en contexto. El dinero, los alimentos y la ropa no son las cosas más importantes en la vida, ni siquiera la vida cotidiana. Dios lo es. Siempre será lo más importante en la vida.