Evangelio
EL REGALO DE DIOS: LA PAZ
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste verdaderamente en paz?
La paz es algo más que la ausencia de conflicto. Una pausa en la acción entre dos oponentes solamente les da la oportunidad de reagruparse, para recargarse para la siguiente ronda. Un vacío de violencia no conduce a la felicidad.
La paz verdadera, por otro lado, nos da felicidad, puesto que está construida en la confianza. El evangelio nos dice la manera que Jesús les dio la paz a sus discípulos porque ellos creían en él. A pesar del escepticismo, él nos ofrece a nosotros la misma paz.
En este evangelio, Juan relataba dos historias de resurrección y dos versículos que muchos doctores creen era el fin original del evangelio. La primera sección se enfocaba en el don del Espíritu, la segunda en la fe, y la tercera en la razón para la evangelización.
Jesús ofrece su paz, fe, el don del Espíritu Santo, y el legado eterno de su perdón misericordioso. El aparece primero en la noche del día de pascua y luego, una semana después. Lucas no relata la resurrección de Jesús, su ascensión, y Pentecostés como el evento de una vez. Él los extiende sobre un período de tiempo para guiar a su comunidad hacia una fe más profunda. El retrato que Juan pinta es probablemente más real: Jesús ha otorgado el Espíritu y comisionado a sus discípulos en el mismo día.
21 Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.» 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: 23 a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor.» Pero él contestó: «Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré.»
26 Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo: «La paz esté con ustedes.» 27 Después dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree.»
28 Tomás exclamó: «Tú eres mi Señor y mi Dios.» 29 Jesús replicó: «Crees porque me has visto. ¡Felices los que no han visto, pero creen!»
30 Muchas otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cris to, el Hijo de Dios. Crean, y tendrán vida por su Nombre.
En su evangelio, Juan dio la razón del por qué los discípulos de Jesús se recogieron encerrados bajo llave en las puertas. Ellos temían a los líderes judíos. "Si ellos mataron a Jesús," los seguidores razonaban, “los líderes ciertamente estarían buscando por nosotros." [20: 19a]
Las puertas condenadas hacían de los discípulos de Jesús más sospechosos. En esos tiempos, la confianza en la comunidad judía estaba construida en el acceso abierto. Las puertas nunca se enllavaban. Los niños de los vecinos podían entrar en la casa de uno a su voluntad. Los judíos vivían su vida privada al descubierto. Cualquiera que enllavaba sus puertas (excepto las familias rurales que vivían a varias millas de distancia), se aislaban a sí mismos de la comunidad.
Los discípulos se dieron a la fuga la noche del arresto, pero eso no significa que se hubieran dispersado. Reaccionaron y se reunieron. Es posible que la familia de Jesús, obligada a respetar los ritos funerarios, haya desempeñado en ese momento un rol importante. Las puertas cerradas, no quiere decir que estuviesen asustados, sino que se habían tomado precauciones.
úbitamente apareció Jesús y les dice: “La paz esté con ustedes”, y eso es inmediato. Jesús dice: “Reciban el Espíritu”, y lo reciben. Jesús en el cuarto bajo llave los saludó con un " " Shalom." [20:19b] Shalom ("paz" en hebreo) significaba que Dios estaba trabajando en el mundo. Cuando Dios trabajaba, él ponía el espíritu en equilibrio. Ningún temor, ninguna duda, ninguna desconfianza podía sobreponerse al gozo de la presencia de Dios. Shalom quería decir que todo estaba correcto en el mundo de Dios. Así como en la primera creación el aliento de Dios infundió la vida al Adán, así también el soplo de Jesús comunica la vida a la nueva creación espiritual. Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado deja a los suyos el poder de perdonar. Así se realiza la esperanza del pueblo de la Biblia. Dios lo había educado de tal modo que sintiera la presencia universal del pecado.
Cuando sus discípulos vieron vivo a Jesús con sus heridas mortales, ellos se dieron cuenta del "Shalom" de Jesús, porque ellos estaban siendo testigos de la actividad de Dios en el mundo. El temor los dejó, por ahora ellos creían. El gozo entraba en sus corazones. [20:20]
De nuevo Jesús les dijo "Shalom" con una orden y un regalo. El mandamiento: Ir al mundo. Como el Padre había enviado a Jesús en el mundo físico,Jesús ahora los enviaría a sus seguidores en el mundo cultural. [20:21]Con el mandamiento llegó el don: El Espíritu Santo. En griego (pneuma) y en hebreo (ruah), la palabra "espíritu" puede ser traducida como "aliento". En 20:22, la palabra "sopló sobre" en griego puede ser visto solamente aquí y en Génesis 2:7 del Septuagésimo (una traducción Griega de la Biblia usada por la Iglesia Primitiva) cuando Dios sopló aliento de vida en Adam. Así, cuando Jesús sopló sobre sus discípulos, él les dio su Espíritu. Cuando los discípulos tomaron el Espíritu, ellos recibieron su vida nueva resucitada. [20:22]
20:23 este es un conjunto de oraciones extremadamente incómodas. Las oraciones son literalmente " a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.» Ahora ellos podían obedecer el mandamiento misionero de proclamar el arrepentimiento y el perdón de los pecados. Jesús les dijo a sus discípulos que perdonaran o retuvieran los pecados como un nudo apretando o aflojando. Si los discípulos perdonan, sin embargo, ellos deben perdonar a los pecadores de su culpa ahora y en el futuro.
Alguno podría extrañarse de la prioridad reconocida al perdón de los pecados. El amor no puede nacer sin que muy pronto se experimente la presencia del pecado verdadero que por lo menos echa sombras sobre él. Y se necesitará el perdón para que todo reflorezca.
No debemos limitar el perdón de los pecados al sacramento del perdón. Jesús anuncia que, al ser bautizados en el Espíritu, los creyentes conocerán la perfecta reconciliación con Dios y que la misma participación en la comunidad cristiana les ofrecerá en todo tiempo los medios de reconciliarse unos con otros y con Dios.
Por un lado, Jesús ya sufrió por ese pecado en particular y todos los pecados del mundo. Por lo tanto, la declaración sería un anuncio de la buena nueva. (La forma actual del Sacramento de la reconciliación subraya esta proclamación. En el sacramento, debemos celebrar el perdón de Dios, no nuestra pecaminosidad.)
Por otro lado, la implicación de la "pre condonación" podría llevar a la presunción por parte del pecador o un sentido de predestinación bendita. Obviamente el primero tiene sentido, no el último. Dios tiene a todos como responsables de sus acciones, tanto del pecado como de la fe.
20:28 La escena de Tomás es visto por algunos eruditos como una escena culminante de la totalidad del evangelio de Juan. Jesús se materializa a través de las puertas. A Tomás se le da la oportunidad de tocar las heridas de Jesús para que pueda creer. Tomás necesitaba estar seguro que la aparición era verdaderamente del Jesús humano que él conoció. No por casualidad encontramos siete veces la palabra Señor en este capítulo, siendo la última cuando Tomas exclama: ¡(Tú eres) mi Señor y mi Dios!
Tal vez no captemos ahora todo lo que significaba para los primeros cristianos ese término Señor aplicado a Cristo. La Biblia hebrea empleaba casi siempre para Dios uno de estos dos nombres: Dios o Yahveh. En la Biblia griega que utilizaban judíos y cristianos del mundo romano, “Dios” se traducía sin problemas; en cuanto a “Yahveh”, que era el nombre propio de Dios, se lo reemplazaba por el Señor. Los apóstoles adoptaron rápidamente la costumbre de reservar el nombre de Dios para el Padre, y aplicaron a Jesús el nombre divino de “el Señor”.
20:30 La escena de Tomás trae el cierre y la satisfacción del encuentro. Juan empezó su evangelio declarando su propósito: proclamar a Jesús la Palabra Encarnada de Dios. Todos los eventos del evangelio conducen a este punto. Aquí se lee la conclusión del Evangelio de Juan, el propósito de su trabajo fue: 1 Que la gente crea en él (Jesús) y 2 para que tengan vida eterna.