Evangelio
Confianza en los tiempos de tensión
En estos tiempos, sube el ritmo de la vida. Las múltiples responsabilidades y el conflicto en la programación nos aturden. Con razón las ventas de celulares y computadores de bolsillo se han disparado. Necesitamos alguna forma de ayuda para organizar nuestras cada vez más fragmentadas vidas.
Estrés, estrés, estrés. La vida moderna se hace más pesada con el estrés. Añade un desastre a nuestra vida estresada y nos rompemos en pedazos. Imagínate, entonces, el estrés que los seguidores de Jesús soportaron mientras ellos navegaban durante una noche tormentosa en el Mar de Galilea.
Mateo colocó este pasaje de Jesús caminando sobre las aguas justo después de la multiplicación de los panes –Evangelio de la semana pasada. Ambos pasajes tenían paralelos interesantes. Ambos empiezan con Jesús solo –presumiblemente en oración. En ambos, Jesús reta la fe de sus seguidores antes de que el realizara un milagro.
La narración empieza cuando Jesús despide a sus discípulos y al pueblo. El de nuevo pasa algún tiempo a solas, tiempo en oración. El sube una de las colinas de las que hay alrededor del Mar de Galilea, un lugar que simbolizaba la proximidad cercana a la presencia de Dios. En Mateo, Jesús se preparaba para la siguiente revelación del poder de Dios.
Mientras los seguidores de Jesús zarpaban hacia la costa opuesta, ellos se batían en una noche de tormenta en el Mar de Galilea. Tanto el bote grande como la tormenta nocturna no eran usuales para ese mar. En los tiempos de Jesús, los botes de pesca en el lago tenía un tamaño moderado –26 ½ pies de largo, 7 ½ pies de ancho, y 4 ½ pies de profundidad –que podían cargar un grupo de trabajadores de cinco a diez, o, una tonelada de pescados.
Las tormentas que los seguidores de Jesús soportaron todavía sorprenden en el mar regularmente. Geográficamente, el Mar de Galilea –realmente un lago de agua dulce –está a 700 pies bajo el nivel del mar. Las colinas de los alrededores, alcanzan hasta 1200 pies sobre el lago. Hacia la tarde, las temperaturas de la costa bajan rápidamente, mientras la temperatura del agua se enfría lentamente. El aire frío se aligera hacia abajo sobre los cañones que cortan su paso en las colinas hacia el lago y se encuentran con el aire caliente que sube de la superficie del lago. La velocidad del aire causa vientos fuertes que pueden levantar olas hasta de seis pies de alto. Las tormentas pueden durar tanto hasta que se enfría el lago.
Puesto que en los tiempos de Jesús la gente carecía del entendimiento científico para explicar las tormentas en el lago, ellos culpaban a los malos espíritus en el agua. A diferencia de nuestro tiempo que explica el universo total a través de la ciencia y domina el mundo por medio de la tecnología, los contemporáneos de Jesús explicaban el cosmos por medio de la multitud de espíritus, algunos malévolos. La gente en la antigüedad creía que los cuerpos de agua eran la casa del mal. Quizás por eso los discípulos consideraban cualquier cosa inusual en una situación retadora –tal como esa de Jesús caminando en las aguas durante la tormenta –como el trabajo de los malos espíritus.
A diferencia de sus primeros supuestos, ellos oyeron la voz de Jesús que gritaba “YO SOY” la respuesta de Jesús les recordó su autoproclamación según el evangelio de San Juan. En este título, Jesús se identificaba a sí mismo con el nombre que Dios reveló a Moisés en Éxodo 3:14: YHWH. Como hemos estudiado en el pasado, el título de YHWH estaba conectado al verbo hebreo “SER/ESTAR –haciendo algo." El nombre de Dios denotaba actividad pura, no una mera existencia. Bajo el título de YHWH, Dios creaba y salvaba con poder. Cuando Jesús se identificó él mismo a sus seguidores, él también reveló su divino poder. Como el Padre, Jesús también, controlaba aún los elementos naturales.
¿De qué manera el Señor ha estado cerca de ti recientemente? Qué sucedió? ¿Cómo es que Dios te reveló su gloria, aún en los momentos difíciles?
aminar sobre las aguas es una bella imagen, lo que no impide que sea verdadera. Es el primero de los pasajes en que Mateo hace de Pedro el modelo del discípulo de Jesús. A menudo se resalta el chapuzón forzado de Pedro, y se lo señala con el dedo diciendo que tenía poca fe, pero no así Mateo. Solamente Pedro se atrevió a desear para sí lo que parecía reservado a Jesús, y se le concedió. ¡Hombre de poca fe! Una vez más Jesús reserva este reproche para sus mejores discípulos, a fin de convencer a esos otros discípulos, que somos nosotros, de que todavía nos falta mucho –ver Mateo 6,30; 8,26; 16,8; 17,20. Una tradición antigua, que recuerda el Sal 74,13, consideraba el mar como un elemento rebelde que Dios tuvo que sujetar en el principio. Asimismo en Job 9,8 se lee la expresión: “camina sobre las alturas del mar”. No se necesitaba más para que muchos intérpretes dijeran: El Evangelio habla de Jesús caminando sobre el mar, pero esto era propio de Dios; entonces debemos ver una intención teológica en este relato; entonces no es un hecho histórico... ¿Tendremos que negar entonces milagros más increíbles todavía, de los que conocemos personalmente los testigos?
Cuando Mateo enfocó su atención en Pedro, ¿hizo algún comentario sobre el líder de los apóstoles solamente o sobre todos los ministros que son líderes? En la Iglesia primitiva, los milagros acompañaban la evangelización, pero la unidad de la Iglesia dependía de los líderes quienes hablaban claramente en el nombre del Señor. Sin importar a qué nivel, el liderazgo –fuese en la Iglesia, en el trabajo, o en la familia –era un don de Dios y parte de su voluntad. Cada cristiano que alguna vez había ejercido el liderazgo dependía del Señor y se cuestionaba si El o Ella estaba sobre la tarea. ¿Cuántos padres cristianos han orado alguna vez, así: “Estos hijos vienen de tí, Señor. ¡Ayúdame a criarlos según tu voluntad!"?
Jesús respondió rápidamente a Pedro e hizo énfasis en lo obvio. Pedro dudó por su falta de fe. El no confió en Jesús. ¿A caso no es natural en el ser humano enfocarse en lo más inmediato y preocuparse, sin ver el cuadro más grande? Jesús levantó a Pedro y juntos entraron de nuevo a la barca.
Hasta este momento, los discípulos reaccionaron de una diferente manera. Con el poder de Dios tan cerca, ellos se inclinaron en adoración. El punto de enfoque ahora cambió hacia la entidad presente más poderosa. El poder del Señor reemplazó al poder de la tormenta.
Muchos han comentado en el simbolismo del pasaje. La barca significa un símbolo tradicional de la Iglesia. La tormenta de la noche representa la persecución, cuando la presencia de Cristo parecía tan distante y la presencia del mal tan cerca. En medio de la persecución, los evangelistas – simbolizados por Pedro –intentan esfuerzos misioneros, sólo para debilitarse ante las preocupaciones de las muchas presiones. Entonces el Señor viene a reanimarlos, a fortalecerlos, y a estar presente en la congregación y en su liderazgo. La presencia del Señor era adoración de la Iglesia.
¿Te has sentido algunas veces distante de Dios, sólo para sentir su presencia de una manera dramática después? Cuáles son los alti-bajos de tu vida de oración?
¿Cómo has respondido a la presencia de Dios? Cuál es la calidad de tu oración o adoración?