Evangelio
La revelación del Reino y sus consecuencias.
En este pasaje de San Mateo, Jesús se basó en los conocimientos de Dios y las consecuencias de ese conocimiento.
La seguidilla de relatos que ocupan los capítulos 14 y 15 y el comienzo del 16 formaba todo un conjunto desde los primeros años de la Iglesia; se la encuentra idéntica en Marcos y en parte en Lucas. Como en todos los textos que han sido transmitidos oralmente durante algún tiempo, había ideas comunes y palabras claves que ayudaban a concatenar unos relatos con otros. Uno de los puntos comunes debió ser aquí el pan.
El pan era el alimento por excelencia, y comer el pan significaba servirse una verdadera comida, y no únicamente una fruta o un bocado. Además, no existían muchas otras necesidades fuera de la comida y del vestido, y con mucha naturalidad la religión concedía un lugar importante a todo lo que se refería a la alimentación. Esto explica las preguntas planteadas en estos capítulos y las respuestas dadas por Jesús. Incluso el pan de los hijos –Mateo 15,26, servirá de ocasión para completar las enseñanzas sobre la eucaristía que emanaron de las dos multiplicaciones de los panes.
Son numerosas las personas que no aceptan la historicidad del milagro porque creen a priori que Dios nunca contradice las “leyes de la naturaleza” –decimos que creen, ya que la ciencia no puede decir nada al respecto; en cambio, los que han acogido los testimonios indiscutibles de multiplicaciones de pan o de alimentos o de latas de conserva que han tenido lugar a lo largo del siglo recién pasado en situaciones muy parecidas, no se extrañarán de que Jesús lo haya hecho ni de que los apóstoles lo hayan contado. Así mismo, sin ser intelectuales, los apóstoles, testigos de la escena, debieron reconocer que se trataba de una verdadera creación. Éste fue uno de los mayores signos que les llevaron a descubrir la personalidad divina de su maestro y es por eso que el Evangelio conservó seis relatos de la multiplicación a partir de dos milagros de Jesús –Mateo 15,27.
Dios bendice nuestra escasez con abundancia
Desde el principio de la civilización, las comidas han significado un tiempo de interacción social. Nos encontramos con amigos para el almuerzo, pasamos un tiempo de calidad como una familia en la cena, y honramos a los líderes comunitarios con banquetes. Mientras las diferentes ocasiones para comer requieren diferente manera de vestirse, manerismos, y conversación, cada comida empieza o fortalece las relaciones.
¿Qué es lo que convierte una simple comida en un evento, algo que la gente habla a cerca de los años pasados o por venir? Jesús creó tales eventos cuando teniendo alimento para dos personas alimentó cinco mil gentes.
La multiplicación de los panes y pescados puede ser dividido en dos escenas: la reunión y la prueba de los discípulos, y el milagro mismo.
Mateo contrasta esta escena con la comida en la corte de Herodes la cual condujo a la muerte de Juan el Bautista –Mateo 14:1-12. Intriga y maldad llenaron la asamblea de Herodes; el resultado fue muerte. En 14:13-21, la compasión de Jesús condujo a la vida.
La escena se abrió cuando Jesús dejó la muchedumbre para estar a solas. El acababa de oír que Juan el Bautista había muerto. Su deseo de soledad implicaba una necesidad de orar y reflexionar.
14:13-14. Pero la muchedumbre no lo dejaba estar a solas. Ellos eran como una corriente en los pueblos y en el campo y encontraron a Jesús en las costas del mar de Galilea. Lleno de piedad por la gente, Jesús curaba a los enfermos.
14:15-17. El momento proveyó a Jesús la oportunidad del reto de fe de sus seguidores. Ellos querían que la muchedumbre regresara a los pueblos de dónde venían para que comieran la cena. Pero Jesús les ordenó que alimentaran al pueblo. ¿Cómo podrían hacerlo? Entre todos sus seguidores, todo lo que ellos poseían era cinco pequeños panes –del tamaño de los pancitos para cena o biscochos que conocemos, y dos pescados secos. Esta comida sólo alimentaría a dos personas.
Pequeños panes y pescado era la señal del alimento de los pobres. Los contemporáneos de Jesús horneaban pequeños panes útiles bien para comidas individuales o para untar con los alimentos en las reuniones comunales. Sin utensilios, la gente usaba estos pequeños panes como el único medio higiénico para comer. Los panes eran usualmente hechos con granos de cebada, puesto que el trigo era considerado algo lujoso solamente para los ricos.
Durante el tiempo de Jesús, el pescado era el alimento básico en Palestina. El gobierno controlaba la pesca y producción del mar de Galilea. El pescado podía ser secado, o pedaceado, o curado, o salado. El pescado era más fácilmente distribuido en cualquier de esas maneras de conservarlo. Entonces, la gente prefería el pescado como una fuente de proteína.
14:18. Jesús llenó a plenitud el hambre de la muchedumbre, con la palabra de Dios y curándolos. Y, también con el sustento para el cuerpo.
¿Cómo es tu hambre por el roce del Señor? ¿Por su palabra, su curación, y su alimento?