Evangelio
¿QUÉ LE PRESENTAMOS AL SEÑOR?
¿En qué piensas la mayor parte del tiempo durante la misa dominical?
Quizás no estarías leyendo este artículo si no tuvieses el compromiso de una relación con Dios; pero, ¿cuál es la calidad de tu relación? Dios nos da dones a todos. ¿Qué le ofrecemos en cambio? ¿Lo más precioso que poseemos? o ¿Viene de lo que nos sobra?
Dios desea lo mejor para nosotros, y tenemos un ejemplo: María y José ofrecieron su mejor regalo a Dios, para mostrarnos que así como Dios da, nosotros deberíamos dar.
22 Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, 23 ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”, 24 y también para ofrecer, como dice la ley, “un par de tórtolas o dos pichones”. 25 Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, 26 el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. 27 Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, 28 Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: 29 “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, 30 porque mis ojos han visto a tu Salvador, 31 al que has preparado para bien de todos los pueblos; 32 luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”
La Biblia Latinoamericana
2:23 “todo primogénito varón…” viene de Éxodo 13:2 y se refiere tanto al primer nacido, tanto humano como animal.
2:24 “para ofrecer como dice la ley” quiere decir para “dar en sacrificio” dado que la pareja no podían ellos mismos ofrecer el Sacrificio en el Templo –ya que solamente el sacerdote podía ejecutar el ritual, ellos –María y José, solamente podían proveer los animales para el sacrificio. “un par de tórtolas o dos pichones” según Levíticos 12:8 ya que ellos eran pobres, -esto era el sustituto por el cordero en un sacrificio de purificación.
2:25 “Gloria de tu pueblo Israel” hace eco de Isaías 40:1 y 61:2. Esta frase se refería a la consolación que Dios daría a Israel al final de los tiempos cuando el Mesías llegara. Juan el Evangelista usó la palabra “consolador” –paraklesis en griego, para describir el Espíritu –el Paráclito; el Espíritu era un don que el Mesías daría a su llegada.
La escena empieza con la llegada de la Sagrada Familia a Jerusalén para cumplir sus deberes religiosos.
La interpretación de Lucas estaba basada en dos tradiciones: la circuncisión de Jesús y la purificación de su madre. Desafortunadamente, la ignorancia de Lucas sobre las tradiciones judías era obvia.
Lucas usa dos pasajes bíblicos en 2:22-24. El primer pasaje era: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor” –Éxodo 13:2, 12, 15. Si Dios es el que daba la vida, a él se le tenía que ofrecer la vida. El primogénito –macho, si era humano, era quien encabezaba la herencia; si era un animal, era la garantía de un rebaño, la fortaleza de la manada, tenía que retornar a Dios. En el caso de los animales –con excepción del asno porque era considerado impuro, era ordenado el sacrificio. En el caso de un hijo –varón, se ofrecía un sacrificio de sustitución.
El Segundo pasaje era: “un par de tórtolas o dos pichones” –Levíticos 12:8. Levíticos 12 describe la circuncisión de un hijo y el estado de impureza de la madre. El rito de la purificación para una madre era un sacrificio de un cordero y el sacrificio de un par de tórtolas o pichones como ofrecimiento por el pecado. Un par de tórtolas o pichones podía ser el sustituto por el cordero, si la mujer era pobre. Lucas incluía el sacrificio de sustitución por el primogénito con la ofrenda para la purificación de una mujer. Temáticamente, él presentaba una ofrenda de “dos por uno”. ¿Por qué compactaba estas tradiciones en un evento? Para enfocarse en la adoración a Dios por medio de la ofrenda.
En la presentación del Señor, Lucas prefiguraba el ministerio del joven Mesías. Muchos contemporáneos de Jesús tenían particulares imágenes del Mesías. Para ellos, el Mesías sería a la vez Rey y Sumo Sacerdote, conduciendo al pueblo en la adoración verdadera en el Templo. El Templo era el punto central de la adoración judía, porque el pueblo creía que Dios residía ahí –Isaías 6; pero, Jesús –y los evangelistas, tenía ideas diferentes. El Mesías adoraría a Dios como uno de entre el pueblo, no sobre el pueblo o más allá del pueblo. El enseñaría al pueblo en el Templo como un populista. Después de todo, el Mesías vino a mostrar a todos que Dios estaba con su pueblo, aún en su adoración.
Para enfatizar ese punto, Lucas presentaba solamente la laicidad de la escena: Simeón, el adorador lleno del Espíritu, y Ana, la anciana profetiza –no incluida en este evangelio. Compara a Simeón con la figura de Zacarías quien falló sobre el mensaje de Gabriel –Lucas 1:5-23. Observa que ambos eran judíos fieles. Ambos, según su estación, adoraban en el Templo; pero, mientras Zacarías tenía el privilegio de la posición, Simeón estaba lleno del Espíritu -2:25-27a. Zacarías el sacerdote no entendía el poder y el mensaje de Dios. Simeón sí.
Después del sacrificio –pero todavía dentro del Templo, Simeón encontró a la pareja y el joven Jesús. En su Cántico, Simeón proclamaba el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho –e implícitamente, al pueblo. Ahora él podía morir en paz, la paz –shalon, que solamente Dios podía dar -2:29. ¿Por qué? Porque Simeón fue el primer testigo del Mesías universal –“la luz de las naciones” nacido de entre el pueblo de Dios –para la gloria de Israel”. Observa que Simeón hacía estas afirmaciones en el Templo, un lugar de peregrinaje de los judíos fieles desde la diáspora y de los gentiles que adoraban a YHWH en los corredores afuera del Templo. Así que, él proclamaba lo que Dios había hecho “a la vista de las naciones.” En otras palabras, un hombre laico lleno del Espíritu vio lo que Dios había revelado en su Templo a los fieles desde los tiempos memoriales del mundo. ¡El Mesías estaba aquí!
Más allá de los caracteres de la narrativa, hay un diálogo entre Dios y su pueblo. El pueblo presentaba a Dios lo mejor que ellos habían recibido de Él. A cambio, Dios presentaba su regalo para todos. ¿Qué dones te ha dado Dios? ¿Cómo le devuelves esos dones a Dios? ¿Qué dones/regalos les das a otros? Todos recibimos de Dios. Y él nos llama para darle de retorno. Nuestras ofrendas y nuestras vidas. La calidad de lo que damos nunca será mayor que lo que él nos da; pero lo que ofrecemos puede significar mucho para otros. En este sentido, la adoración se convierte en evangelización. Nuestra ofrenda invita a otros a adorar y, al igual que Simeón, sirve para proclamar a Jesús como “la luz de las naciones”
Reflexiona en tu manera de adorar. ¿Qué le puedes presentar a Dios en su altar esta semana?